Marrakech
Empecé mi segundo día en Marrakech con un buen desayuno en la piscina del hotel, disfrutando de lo mucho que había refrescado durante la noche (algo que en Sevilla no ocurre…). Antes de irme, contraté una excursión organizada al Valle del Ourika para el día siguiente.
Hotel Suite Novotel Marrakech
Marrakech, Marruecos. 12 de julio de 2014
Aunque todavía me quedaba buena parte de la medina por descubrir, al salir cogí un taxi que me llevase a una de las atracciones que se encuentran fuera de la medina: el Jardín Majorelle. Me harté de hablar con el taxista por el camino y me dijo que solía estar en la puerta del hotel todas las mañanas (de hecho, aparece en una de las fotos que hice el día anterior…), y que podía contar con él cualquier día.
Marrakech, Marruecos. 12 de julio de 2014
Al llegar, la cola de turistas delataba el lugar de la entrada al jardín. Nada más cruzar aquella pequeña puerta todo pasó a estar inundado del verde de las plantas y de un azul único que, de hecho, se llama Azul Majorelle. [1]
Jardín Majorelle
Marrakech, Marruecos. 12 de julio de 2014
No sólo por su emplazamiento, estos jardines tienen poco que ver con el resto de la ciudad, ya que fue construido por artistas franceses a principios del s. XX. El contraste es enorme y merece la pena alejarse un poco de la medina para comprobarlo.
Jardín Majorelle
Marrakech, Marruecos. 12 de julio de 2014
Estuve allí un buen rato y al salir me moría de hambre (para variar). Había leído que la Avenida de Mohammed V había varios restaurantes que servían comida a turistas durante el Ramadán, y que además esa zona era una de las más comerciales, así que decidí que ese sería mi siguiente destino.
Estaba más cerca de lo que pensaba, y una vez allí me senté en el sitio en el que había más gente comiendo a tomarme un refresco y a escribir postales. Lo primero que ví en la carta fue algo llamado Tajine de Kefta, y como no tenía ni idea de lo que significaba ninguna de las dos palabras, me pareció de los más correcto pedirlo.
Marrakech, Marruecos. 12 de julio de 2014
Ya con el estómago lleno me dediqué a pasear por el barrio de Guéliz (he de decir que su supuesto ambiente de tiendas me decepcionó bastante) hasta llegar de nuevo a la medina. Pasé frente al impoluto ayuntamiento y una vez más llegué a la Plaza Yamaa el Fna, pero esta vez mi objetivo no eran los palacios sino el zoco.
Ayuntamiento / Plaza Yamaa el Fna
Marrakech, Marruecos. 12 de julio de 2014
Me habían aconsejado que la primera vez que visitase el zoco de Marrakech guardase la cámara y me olvidase de que era un turista, así que eso hice. Me adentré en aquellos pasajes oscuros llenos de multitud de olores que hasta yo podía sentir, y parece que era verdad lo que me dijo el taxista ese día por la mañana: «no pareces un turista, tienes más rasgos de marroquí que de Europeo, se nota que eres del sur de España».
Marrakech, Marruecos. 12 de julio de 2014
Digo eso porque fue guardar la cámara y empezar a hacerme el despistado y los comerciantes dejaron de darme la brasa cada dos por tres. La mayoría simplemente me miraban un poco raro y pasaban al siguiente turista que venía detrás mía. Gracias a ello pude disfrutar del zoco en todo su esplendor (dos días después volví para tomar algunas fotos de recuerdo).
Cuando conseguí salir de aquel laberinto, llegué de pura casualidad a mi destino: la Madraza de Ben Youssef. Estaba cerrada aquel día por cosas del Ramadán, y me llevé una decepción enorme (otro motivo más para volver a Marrakech). Así que para acabar el día puse rumbo a Bab Debbagh (la Puerta de los Curtidores), para visitar alguna de las famosas curtidurías de esta zona de la ciudad.
Curtiduría cerca de Bab Debbagh
Marrakech, Marruecos. 12 de julio de 2014
Estaban completamente abiertas al público siempre y cuando al salir le dejases una propina al que te la enseñase. Al entrar me dieron una rama de menta para el mal olor, pero por suerte no me hizo mucha falta (cosa que no pueden decir los turistas que estaban allí conmigo), a pesar de que el ambiente estaba lleno de peste a piel, entrañas, y los excrementos de paloma que usaban como ácido.
Curtiduría cerca de Bab Debbagh
Marrakech, Marruecos. 12 de julio de 2014
Al salir estaba un poco desorientado y no sabía como volver a la Plaza. Como ya había cumplido mis objetivos del día y no me hacía especial ilusión perderme y terminar en las Tres Mil de Marrakech, cogí el primer taxi que pasó frente a la puerta antes mencionada y le pedí que me llevase al hotel. El taxista era mucho más joven que yo y hablamos bastante, sobre todo de lo que me estaba pareciendo su ciudad. En Marrakech desde luego no existen los taxistas antipáticos.
Para la cena compré una botella de cerveza Casablanca en el bar del hotel (la tradición de beber la cerveza del país al que vas nunca debe perderse), y llamé desde recepción al restaurante de comida para llevar que me recomendó la recepcionista el día anterior. Así terminó mi segundo día en Marrakech, había que descansar porque para el día siguiente tenía contratada la excursión al Valle del Ourika, pero eso ya lo contaré en la siguiente entrada. ¡Hasta pronto!
Cerveza Casablanca
Marrakech, Marruecos. 12 de julio de 2014
Sti Fadma, Marruecos. 13 de julio de 2014
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