Viernes, 20 de junio de 2014
Me levanté bastante temprano para pasear por el centro (de hecho, antes de que mis amigos se fueran a trabajar) y ver lo que quedase de la decoración del día anterior con motivo de la proclamación de Felipe VI. Cogí el metro y me bajé en Tirso de Molina, una plaza que en cada visita que he hecho a Madrid estaba llena de banderas republicanas pero que por una vez no eran mayoría.
Desde ahí hice un paseo que me gusta bastante: atravesar el llamado Barrio de las Letras pasando por la Iglesia de San Sebastián y la Plaza de Santa Ana. Unas calles muy tranquilas y sin apenas turistas muy cerca de la Puerta del Sol. De lo mejor de Madrid para mi gusto.
Mi objetivo era el lugar donde comenzó el desfile: el Palacio de las Cortes, sede del Congreso de los Diputados. Al llegar allí ya era evidente que algo había pasado, la calle entera estaba llena de banderas de España. Estaban ya desmontando el chiringuito pero aproveché para hacer algunas fotos.
Me pasó algo único: le pedí con mucha amabilidad una foto con las banderas de fondo a un turista extranjero, y me dijo que no… Desde luego que hay gente antipática en el mundo (era la primera vez que me pasaba). Sin perder la esperanza, hice lo mismo con el siguiente turista que pasaba por allí y me la hizo, pero por algún motivo puso el zoom al máximo y sólo sale mi cara en esa foto. Vamos, que me la podría haber hecho en cualquier otro sitio y el resultado hubiese sido el mismo.
Perdiendo la fe un poco más en la humanidad (xD), seguí bajando la Carrera de San Jerónimo hasta la Plaza de Cánovas del Castillo. En el centro de ésta, la Fuente de Neptuno también estaba llena de banderas de España (aunque creo que están allí normalmente). Volví otra vez sobre mis pasos pero esta vez con destino la Puerta del Sol, parando por el camino en la Plaza de Canalejas (¡una de mis favoritas!) para comprar algunos souvenirs del evento que mi familia me había encargado.
En la Puerta del Sol también quedaban bastantes resquicios del día anterior, y una vez allí continué mi camino hasta la Plaza de Oriente, pasando antes por la Plaza Mayor, la Plaza de la Villa y la Catedral de las Fuerzas Armadas, que estaba cerrada a pesar de que el horario aseguraba lo contrario. Uno de esos lugares de Madrid que estoy destinado a no conocer nunca.
Llegué al Palacio Real y a la Catedral de la Almudena, en donde de nuevo era evidente que algo había pasado. Me senté en unos bancos cerca del monumento al Cabo Noval, a comer algunos frutos secos y reponer fuerzas. Justo en ese momento mi amiga Irene me llamó para quedar en la Puerta del Sol, así que tocaba desandar mis pasos una vez más…
Hacía muchos meses que no nos veíamos así que nos tomamos una cerveza camino de la Gran Vía para ponernos al día y nada más terminar andando y andando llegamos hasta la calle Covarrubias, a Tuuu Librería (antigua Libros Libres), una librería gratuita en la que ella estuvo trabajando de voluntaria el año pasado. Tras saquear la estantería de libros en inglés y llenar la mochila hasta las trancas, salimos de allí dispuestos a buscar un lugar donde comer.
Se nos unieron dos amigos para unas cervezas en la Calle Luchana y terminamos en la Casa de la Tortilla, cerca de la estación de metro de Bilbao. Era un sitio no demasiado tranquilo pero la comida estaba increíble, y allí pasamos un buen rato contándonos batallitas, sobre todo con mi amigo Óscar, antiguo compañero de trabajo durante nuestro exilio en Alemania.
De momento el día estaba siendo muy bien aprovechado, pero en ese momento me tocaba despedirme de mis amigos para encontrarme con otros nuevos e ir hasta San Sebastián de los Reyes. O me acompañó durante un largo pero entretenido paseo hasta la Calle Velázquez, en donde me recogieron en coche. Nuestro objetivo no era otro que llegar hasta el Auditorio Municipal La Marina, para el festival Neon Rocks.
He de reconocer que del festival el único grupo al que quería ver era The Offspring, así que pacientemente esperamos sentados en el césped de los alrededores del auditorio. A mis amigos les gustaba el grupo que tocaba antes: Izal (no los había escuchado en mi vida), y me atreví a entrar con ellos a ver qué tal sonaban… Bueno, no lo hacían del todo mal (?), pero desde luego no eran mi estilo.
The Offspring es el primer grupo de rock (y de música en general) que empecé a escuchar en serio, ya que cuando apenas contaba con catorce años y no teníamos todavía internet en casa para piratear todo lo pirateable (práctica que por supuesto abandoné hace muchos años…) mi amigo Rafa me grabó un disco suyo, Americana, probablemente uno de los más míticos de mi generación. Catorce años después siguen siendo uno de mis grupos favoritos (aquí la prueba jaja) y verlos en directo fue un sueño que había tardado mucho en cumplirse y que me había esquivado incontables veces.
Lo disfruté de principio a fin como un enano, y me dejé la garganta gritando (que no cantando) temas que había escuchado cientos de veces estudiando, tirado en la cama, conduciendo… Por si fuera poco, tocaron de principio a fin el Smash, con motivo de su 20 aniversario. En fin, os dejo el setlist para ponerle los dientes largos al que no los haya visto nunca
Al día siguiente, ya con la garganta recuperada, nos fuimos de excursión a la Sierra de Navacerrada, pero esa ya es otra historia