Darmstadt, Alemania. 13 de diciembre de 2014
(Día 1) El tiempo no corre, vuela, y en septiembre hizo un año desde que mis amigos Rafa y Elsa se fueran a vivir a Alemania, a una ciudad llamada Darmstadt (al sur de Frankfurt). Un año entero que llevaba diciéndome que tenía que ir a visitarlos a su nueva residencia.
Al mudarme a Santiago lo primero que miré (obviously) fueron los destinos desde su aeropuerto, y me alegró mucho descubrir que Frankfurt-Hahn, uno de esos aeródromos apartados de la civilización explotados por Ryanair, era uno de ellos. El aliciente de poder ¿revisitar? los Weihnachtsmarken (Mercados de Navidad) hizo que se me fuera la olla en tiempo récord y a los pocos días de mudarme compré un vuelo para una visita exprés antes de que acabara el año.
Llegué a Hahn el viernes pasado a las 11 de la noche, me recogieron en coche y llegamos a su casa. Me pareció mentira volver a estar en Alemania y todo lo que ello conlleva: a no entender ni papa de lo que dicen los carteles (y perder las ganas de intentarlo al poco tiempo), a sentirme un enano a pesar de medir metro ochenta, y a sufrir una vez más ese aire frío que te despierta a cualquier hora del día.
(Día 2) Pero allí estaba. Nos levantamos a una hora decente y R me llevó en coche a empezar a descubrir su ciudad.
Darmstadt se encuentra en Hessia, entre la mundialmente conocida Frankfurt y la más que turística Heidelberg. Pasé en coche muy cerca de ella varias veces mientras me recorría la A5 de arriba abajo, pero nunca pensé que llegaría a pisarla, y menos para visitar a un amigo.
La primera parada fue el Waldspirale (algo así como bosque espiral), un llamativo complejo residencial diseñado por Friedensreich Hundertwasser. Se encuentra a unos 2km del centro, pero merece la pena alejarse un poco para ver su suave pero variado colorido, sobre todo si os gusta la arquitectura. A mí desde luego no me dejó indiferente, y la cantidad de detalles a los que quería hacerle fotos era abrumadora.
Waldspirale
Darmstadt, Alemania. 13 de diciembre de 2014
Volvimos al coche y llegamos a la Künstlerkolonie, la Colonia de los Artistas, llamada así por los representantes del Art Nouveau que vivían en ella a principios del siglo XX, siendo Peter Behrens el más famoso de todos ellos. Aparcamos cerca de Mathildenhöhe, la plaza principal de la colonia y R me enseñó una especie de escultura hecha con piezas de coche (?). Tremendo…
Darmstadt, Alemania. 13 de diciembre de 2014
Nos dimos un paseo por Mathildenhöhe, y entramos en el edificio más llamativo del conjunto: la Capilla Rusa (no se podían hacer fotos…). Nicolás II, el último zar de Rusia, mandó construirla para cuando visitase la ciudad junto a su mujer, la zarina Alejandra Fiódorovna Románova, que era natural de Darmstadt.
Por desgracia, el salón de exhibiciones de la colonia se encuentra justo al lado, y se carga la belleza de la capilla. Sobre todo la Hochzeitsturm, una torre de 48.5m, me pareció un atentado arquitectónico, pero supongo que si está allí es porque a alguien le tiene que gustar… En fin, tiene que haber de todo.
Mathildenhöhe
Darmstadt, Alemania. 13 de diciembre de 2014
En esa misma explanada se encuentra Platanenhain (lit. arboleda de plátanos), que a pesar de estar peladísimos me pareció una de las partes más bonitas y fotogénicas de Darmstadt.
Platanenhain
Darmstadt, Alemania. 13 de diciembre de 2014
Con Mathildenhöhe ya habíamos terminado de recorrer lo que R tenía pensado ver en coche, así que fuimos al centro a reunirnos con E y pasear entre los Mercados de Navidad de Luisenplatz y Friedensplatz.
Darmstadt, Alemania. 13 de diciembre de 2014
Al pasar por el coche de vuelta al centro, me llamó la atención un edificio muy monumental con una torre coronada por un chapitel patinado, que resultó ser la sede del Museo estatal de Hessia (en alemán: Hessisches Landesmuseum). R y E me llevaron a ver aquella zona, en donde también se encontraban los Archivos de Hessia, y el que probablemente sea el edificio más importante de la ciudad: el Stadtschloss o Castillo de Darmstadt.
Me gustó mucho aquella plaza, y cuando hice suficientes fotos cruzamos las puertas del castillo y lo atravesamos, hasta llegar al Mercado de Navidad principal, el que se encuentra en Marktplatz. La primera vez que estuve en un Weihnachtsmarkt alemán fue en Heidelberg dos años antes, y recuerdo que me pareció increíble, pero cuando ya conoces unos pocos te das cuenta de que todos tienen lo mismo y una estructura similar. Visto uno, ¿vistos todos? Es posible, aunque me da pena reconocerlo…
Darmstadt, Alemania. 13 de diciembre de 2014
Para terminar nuestro paseo por Darmstadt pasamos por su Iglesia evangélica y por Ludwigsplatz, y llegamos a una extensa plaza en la que se encuentra la Iglesia de San Luis, que con su característica cúpula es la iglesia católica principal de la ciudad. Me sorprendió ver a su lado un Grande Disco de Arnaldo Pomodoro, cuyas esculturas parecen perseguirme por media Europa…
Darmstadt, Alemania. 13 de diciembre de 2014
Volvimos a casa a comer, y decidimos aprovechar la tarde en Wiesbaden, a pesar de que empezó a anochecer a las 4 de la tarde. Por el camino nos acercamos a ver los edificios de la Agencia Espacial Europea, cuya sede alemana se encuentra precisamente en Darmstadt.
Darmstadt, Alemania. 13 de diciembre de 2014
Wiesbaden es una ciudad de la que literalmente pasé de largo cuando visité Mainz y Frankfurt con mi hermano, no sé muy bien por qué, ya que ser la capital de Hesse debería convertirla en un destino interesante.
Y lo es, para que nos vamos a engañar, aunque es normal que Mainz y Frankfurt le hagan sombra. Aparcamos el coche en una de sus avenidas principales y llegamos hasta la neo-gótica Marktkirche o Iglesia del Mercado, un esbelto edificio de ladrillo rojo de mediados del siglo XIX con una silueta muy reconocible.
Los mercados de Navidad se encontraban en aquella zona, y los recorrimos bajo la lluvia. Tuve la misma sensación que me invadió en los de Darmstadt, y no tardamos mucho en parar en un café a descansar un rato.
Wiesbaden, Alemania. 13 de diciembre de 2014
Antes de volver al coche, paramos en Luisenplatz. Si la Marktkirche es la principal iglesia protestante de Wiesbaden, la de San Bonifacio, también de estilo neogótico, es su homóloga católica, y sus gigantescas espiras nos guiaron hasta ella.
Me quedé con la sensación de que Wiesbaden se merece más de mi tiempo, y sobre todo la oportunidad de visitarla de día. No tengo duda de que volveré en cuanto vuelva a mi parte favorita de Alemania
Wiesbaden, Alemania. 13 de diciembre de 2014
Para terminar el día, nos reunimos con unos amigos en Frankfurt para cenar, a los pies de la Westhafen Tower, en un restaurante italiano llamado L’Osteria. Me gustó mucho la comida, pero el servicio dejó mucho que desear, ya que ni nos trajeron la segunda ronda de bebidas (la pedimos varias veces) ni la cuenta (tuvimos que levantarnos para que nos hicieran caso).
He de reconocer que Frankfurt no es de lo que más me gusta de aquella zona, y ya era la tercera vez que la pisaba, por lo que no eché mucha cuenta… Aún así, me gustó volver a pasear por los alrededores de su monumental estación de tren, y disfrutar del ambiente nocturno de los pubs de por allí. Inolvidable escuchar a dos espontáneas españolas «cantar» el Macarena en inglés en un karaoke…
Frankfurt am Main, Alemania. 13 de diciembre de 2014
(Día 3) Mi avión de vuelta salía del Aeropuerto de Frankfurt a media tarde, así que nos levantamos temprano y fuimos a mi ciudad alemana favorita: Heidelberg. R y E no la conocían, pero yo estuve viviendo muy cerca el invierno de 2012 a 2013, por lo que me la sabía de memoria. Es uno de esos sitios a los que hay que volver siempre que se tenga oportunidad, y me hacía bastante ilusión enseñársela a ellos.
Heidelberg, Alemania. 13 de diciembre de 2014
Aparcamos cerca del Alte Brücke o Puente Viejo, y atravesamos su característica puerta para llegar al centro. El Mercado de Navidad lo montan a partes iguales en las plazas Marktplatz, Kornmarkt y Universitätsplatz, y otro tanto en la parte alta, junto al castillo. Visitamos los tres primeros, pero subir al castillo es un poco paliza así que lo dejamos para otra ocasión.
Heidelberg, Alemania. 13 de diciembre de 2014
Las calles estaban muy abarrotadas para tratarse de un domingo alemán, pero eso no nos impidió disfrutar de la Altstadt de Heidelberg en todo su esplendor. Volver allí fue una gran experiencia, echaba de menos sus calles llenas de historia y su increíble arquitectura.
Heidelberg, Alemania. 13 de diciembre de 2014
Para terminar, quedamos para comer con mis amigos A y L, a quienes conocí cuando estuve trabajando allí aquel invierno. Disfrutamos de una tranquila comida en un restaurante japonés mientras nos poníamos al día.
No he narrado mucho sobre Heidelberg ya que espero escribir en un futuro sobre la primera vez que la visité a principios de otoño de 2012. No prometo nada, pero espero animarme algún día a hacerlo porque fue un día magníficamente aprovechado, y además fue la primera vez que visité algo en solitario, una experiencia muy recomdable pero a la que no conviene acostumbrarse.
Nos despedimos de mis amigos y de Heidelberg y R me llevó al Aeropuerto de Frankfurt, en donde salía mi avión de vuelta a España. Fin de mi breve pero bien aprovechada escapada a Alemania, a donde se debe volver siempre que se tenga oportunidad.
Heidelberg, Alemania. 13 de diciembre de 2014
Como siempre, me gusta lo que ves,como lo relatas y las fotos que haces pero esta vez he de decirte q la tercera foto es muy bonita. Me gustan mucho las fotos así.
He visto pocas fotos de los mercadillos y sobre todo de una mostrando lo q venden. ¡Con lo q me gusta un mercadillo de Navidad y sus productos!
¡Hasta la proxima!
Tienes razón, la próxima vez lo tendré en cuenta
A Heidelberg ya la tenía fichada para cuando hagamos RoadTrip por Alemania pero las otras dos ciudades me han impresionado mucho ¡A la lista que van! Darmstadt,me ha gustado particularmente, tiene rincones muy originales que creo que merecen ser visitados. Me gusta que en las ciudades haya cosas así, un poco imprevistas y que le den un toque de «color»
¡Abrazote!
¡Exacto! Darmstadt es poco conocida a pesar de su importancia histórica, y tiene rincones por los que merece la pena pasarse por allí ¡Gracias por el comentario!