Potsdam se encuentra en Brandeburgo, el estado federado que rodea a Berlín. Por eso, cuando viajamos a la capital de Alemania en enero de 2012 reservamos un día para ir de excursión a Potsdam y ver todo lo posible (¡¡gran acierto!!). Año y medio más adelante, mientras vivía en Berlín, tuve la oportunidad de explorarla más a fondo, y basándome en todas las vueltas que dí por ella voy a escribir sobre los dos paseos que yo haría si sólo tuviese un día para visitarla.

No son pocas las personas que conozco que han estado varios días en Berlín de viaje y no han visitado Potsdam, así que espero que con esta entrada consiga convenceros de que realmente merece la pena reservar un día, levantarse temprano, coger el metro hasta la Potsdam Hbf, y visitar sus jardines.

Paseo 1 – Park Sanssouci. Digamos que éste es el paseo imprescindible. Ir a Potsdam y no ver los Jardines de Sanssouci sólo tiene excusa si ya lo hicísteis en una visita anterior

La entrada principal a los jardines de Sanssouci, Obeliskportal, está en Schopenhauerstraße y es fácil de distinguir gracias al obelisco que le da nombre. Nada más cruzarla se deja a mano izquierda la Friedenskirche, una iglesia protestante que recuerda a algunos monasterios italianos.

Una vez dentro, el paseo comienza en el Schloss Sanssouci (lit. Palacio de Sanssouci), el que da nombre a los jardines, y el motivo principal de que todo ésto exista. Federico II el Grande, tercer rey de Prusia, construyó este pequeño edificio de estilo rococó como residencia de verano, pero veinte años más tarde se le quedó pequeño y levantó el Neues Palais, con lo que Sanssouci quedó para que Federico organizase sus bailes y sus conciertos de flauta tan bien imaginados por Adolph Menzel [1].

El palacio es el símbolo de Potsdam, y uno de los más reconocibles de toda Alemania (de hecho, la primera guía que tuve de Berlín tenía el Palacio de Sanssouci en la portada… por algo será ^^). El encanto se pierde un poco en invierno (cuando están tomadas las fotos), pero sólo te das cuenta si vuelves en verano, cuando las estatuas están a la vista y los jardines colgantes inundan las escaleras que llevan al palacio.

¡Ah! A la derecha de Sanssouci está la Bildergalerie (lit. Pinacoteca), en donde se guarda la colección de pinturas de Federico II.

A la izquierda de Sanssouci nos encontramos con otro palacio, las Neue Kammern, y con el Historische Mühle von Sanssouci, una reconstrucción del molino original que se encontraba allí antes de la construcción del palacio.

El siguiente edificio es con diferencia el que más cambia entre una estación y otra, el Orangerieschloss (lit. palacio de la orangerie), que durante los meses de primavera y verano está rebosante de vegetación. Una orangerie es un edificio destinado a proteger los naranjos durante el invierno, y se pusieron bastante de moda durante los siglos XVII y XVIII hasta que se desarrollaron los invernaderos modernos. El de Sanssouci es del XIX, y fue levantado por Federico Guillermo IV, el nieto de Federico II (lo de los nombres de los reyes de Prusia es curioso, porque o se llamaban Federico, o se llamaban Guillermo, o se llamaban Federico Guillermo…).

Después de la Orangerie hay un larguísimo paseo arbolado que lleva desde la Drachenhaus (lit. casa del dragón) hasta el Belvedere. Ambos edificios descansan sobre un cerro en la esquina noroeste del Park Sansoucci llamada Klausberg, y en el primero hay una pequeña cafetería (nota: tomar algo aquí puede resultar bastante doloroso).

Desde aquí se llega al Neues Palais (lit. palacio nuevo), el más grande de todo el complejo de Sanssouci. Construido por Federico el Grande cuando Sanssouci se le quedó pequeño, se le considera el último gran palacio barroco del ya desaparecido reino de Prusia. Frente a él se encuentran las alas de servicio, o Communs (ahora parte de la Universidad de Potsdam), y en uno de los laterales está el Freundschaftstempel o Templete de la Amistad, construido en memoria de la hermana de Federico: Guillermina de Prusia (lo que yo os diga…).

Una vez en el palacio lo mejor es andar un poco hacia el sur, para llegar al Schloss Charlottenhof. Si es invierno, este palacio es el que menos merece la pena, todo hay que decirlo, pero en verano sus jardines llaman mucho la atención.

Cerca del Schloss Charlottenhof hay un pequeño lago llamado Maschinenteich, que estaba completamente helado la primera vez que visité Potsdam (nos pilló una ola de frío siberiano en Berlín y llegamos a estar a 22º bajo cero…). Esa fue la primera vez en mi vida que me atreví a poner los pies sobre el hielo (la primera y la última, foto para probarlo), y no llegué a aventurarme hasta que ví que varias familias se ponían a patinar sobre él…

Desde allí toca volver a la puerta principal y terminar con la visita, pasando por el camino por los Römische Bäder (lit. baños romanos) y por la Chinesisches Haus (lit. casa chinesca).

Paseo 2 – Russische Kolonie Alexandrowka, Pfingstberg y Neuer Garten El siguiente paseo nos aleja un poco más del centro de Potsdam, al que ya le dedicaré una entrada individual, y nos lleva a los jardines del norte de la ciudad.

Nuestro primer objetivo es atravesar la Russische Kolonie Alexandrowka, una antigua colonia rusa fundada a principios del XIX por Federico Guillermo III y el zar Alejandro I de Rusia. Esta colonia servía de residencia para los cantantes y músicos rusos que participaban en los múltiples conciertos organizados en Potsdam por el rey de Prusia.

La colonia consiste en un complejo de edificios tradicionales rusos, uno de ellos convertido en museo, y una iglesia ortodoxa, la Alexander-Newski-Gedächtniskirche (lit. Iglesia Memorial de Alejandro Nevski), que corona un pequeño cerro llamado Kapellenberg.

Se sigue subiendo hasta llegar a lo más alto de la montaña Pfingstberg, el punto más elevado de Potsdam, pero estad atentos que por el camino hay un cementerio judío muy fácil de pasar por alto. En Pfingstberg hay un mirador o belvedere en forma de castillo construido por Federico IV desde el que poder disfrutar de las mejores vistas de Potsdam.

Por último, nosotros bajamos desde Pfingstberg hasta el Neuer Garten (lit. jardín nuevo), pero tuvimos que verlo con algo de prisa porque ya era la hora de volver a Berlín. Lo mejor del Neuer Garten es el lago, el Marmorpalais, y un palacio que sólo vimos de lejos llamado Schloss Cecilienhof, en el que tuvo lugar la Conferencia de Potsdam durante los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial. Con algunas fotos del Neuer Garten termino esta entrada, que me ha quedado bastante larga pero que espero sea de utilidad y sirva de motivación para aquellos viajeros que vayan a Berlín en el futuro.