Viernes, 20 de marzo de 2015
Mi primer trayecto por el metro de Praga terminaba en Praha 9 (los distritos de Praga están numerados, como los de París, y hay unos 22), en una parada llamada Střížkov (pronunciarlo bien debe ser todo un reto…). Allí me encontré con mi amiga Feni, que me esperaba con los brazos abiertos y muchas ganas de enseñarme la ciudad que tan bien la ha acogido durante los últimos dos años.
Reconozco que la noche en vela en el Aeropuerto de Stansted pesaba un poco sobre mis hombros, pero una ducha, una bolsa de patatas fritas y medio litro de café después ya estaba listo para recorrer la capital de la República Checa de la mejor manera posible: en bicicleta.
Praga en bicicleta (1)
Feni debe vivir en la parte más alta de Praga, y desde que salimos de su casa no hicimos más que bajar por cuestas MUY pronunciadas (que daban un poco de respeto, todo hay que decirlo) hasta que llegamos al Moldava (en checo: Vltava). Este río es el más largo de toda la República Checa y, aparte de dividir Praga en dos partes, la dota de islas muy pintorescas.
Troja
Seguimos el camino que marcaba la orilla del Moldava y llegamos a Troja, uno de los barrios de Praha 7. Allí vimos una curiosa cafetería en forma de caballo (para hacer la coña del Caballo de Troja, suponemos) y al lado de éste, en el mismo río, unos circuitos para que los motivados de turno remen contracorriente. Era bastante temprano y hacía mucho frío, pero aún así había gente allí dándolo todo (como nosotros con nuestras bicis, vaya).
Nos quedamos con las ganas de entrar en los jardines de Trojský zámek (lit. Palacio de Troja), una residencia barroca de finales del siglo XVII. Me pareció una maravilla, sobre todo por su buen estado de conservación y por el entorno. Una pena no poder verla más de cerca.
Stromovka y Výstaviště
Como la época del año no acompañaba mucho, sólo arañamos un poco la superficie de Stromovka, una de las reservas naturales de Praga y que se remonta a los tiempos de Otakar II de Bohemia (mediados del siglo XIII). En primavera y verano debe ser espectacular pasear por allí, y así me lo confirmó Feni, pero lo dejamos para otra ocasión.
Tras varios kilómetros bajando sin parar por fin volvimos a subir. Paramos en Výstaviště, un extenso conjunto de edificios que sirve como palacio de exposiciones y congresos. Había que pagar entrada, pero Feni le dijo algo en checo al guarda de seguridad (no entendí nada, por supuesto) y me dejó muy amablemente cruzar la verja para hacer algunas fotos. Desde allí pude ver el Planetario y el curioso Průmyslový palác (lit. Palacio de la industria), un palacio de cristal y acero de estilo Art Nouveau.
Letenské sady
Llevábamos ya un buen rato recorriendo Praga en bicicleta y ya empezaba a ser hora de tomar una cerveza Feni tenía pensado que la primera del día tenía que caer en Letenské sady (lit. Parque de Letná), y fue allí donde tuve mi primera visión global de una ciudad que ya me fascinaba y de la que sin embargo aún no había visto casi nada.
Las inconfundibles torres de Nuestra Señora del Týn se elevaban entre las casas de Stare Miasto, la Ciudad Vieja, y me confirmaban una vez más que, efectivamente, estaba en Praga. Y es que, cuando viajo, tardo bastantes horas en terminar de asimilar que estoy en aquél lugar con el que llevo tantos años soñando… que en el caso de Praga, eran muchos.
Pražský metronom
Seguimos por el Parque de Letná y paramos a los pies del Pražský metronom, un gran péndulo rojo muy característico que marca el lugar en el que antes se encontraba una mastodóntica estatua de Iósif Stalin. La estatua fue derribada en 1962 y el metrónomo no se erigió hasta 1991, pero he encontrado una foto de dominio público que sirve para comparar el antes y el después de aquél lugar.
Ah por cierto, las vistas desde allí son espectaculares.
Al salir de Letenské sady se alzaban ante nosotros las espiras de la Catedral de San Vito y las fortificaciones del Castillo de Praga, nuestra siguiente parada. Pero esa es ya otra historia.
Continuará…
Queremos más!
Soon…
tomo buena nota de tu recorrido como te dicen: «queremos más» jeje!
¡Gracias! Espero darle caña pronto y seguir contando mi aventura.
Un recorrido por sitios menos conocidos de Praga pero también interesantes. Me ha gustado este Palacio de Troya.
Pues sí, fue una pasada poder ir por aquellos barrios tan apartados de lo que todo el mundo conoce.
Me ha gustado mucho, tomando notas para mi próximo viaje.La cafetería -caballo no me la pierdo
¿Por qué no pudisteis entrar en los jardines de Troja?
Espero siguiente capítulo!!
No entramos porque aún no habían abierto…
En breve sale!
Como cunde en bici. Yo en mis paseos a pié por esta fantástica ciudad no pude llegar tan lejos. Gracias por tu visión de la ciudad desde mas allá.
Saludos
GranPumuky
Buah ya ves… En 3 días pude verlo todo, aunque fuese de pasada
Maravilloso recorrido por la ciudad. Stromovka es uno de mis parques preferidos. Creo que es uno de los mas bonitos de Europa.