Arashiyama, Kyōto
Arashiyama (嵐山) significa, literalmente, la Montaña de la Tempestad, y es el nombre que reciben tanto uno de los pequeños montes que dominan el oeste de Kyoto como el distrito que lo rodea. Nosotros llegamos en tren, y nada más salir de la estación de Saga-Arashiyama ya nos invadió el ambiente de la zona. Una atmósfera de turisteo absoluto fruto sobre todo de los grandes atractivos del lugar: el bosque de bambú (Chikurin-no-Michi), los ríos Ōi-gawa (大堰川) y Katsura-gawa (桂川) y sobre todo las vistas que se tienen del monte Arashiyama desde el parque Kameyama-kōen, que encima en esa época del año deslumbraba más de lo habitual gracias al florecimiento de los cerezos. El distrito también consta de multitud de templos y santuarios, pero ya llevábamos demasiados encima y los dejamos para otra ocasión.
Ōi-gawa (大堰川) | El río Ōi
A pesar del elevado número de visitantes, el paseo por el río Ōi a partir del puente Togetsukyō (渡月橋) es sinónimo de paz y tranquilidad. Las barcas repletas de turistas, los corredores, y sobre todo las familias caminando y disfrutando del buen tiempo incitan a sentarse en la orilla, abrir una cerveza (tranquilos, hay donde comprarla ) y relajarse.
Y allí nos quedamos un buen rato, viendo como aquella zona se movía mucho más lento que el resto de la antigua capital de Japón. Nos parecía mentira que unas horas después fuésemos a coger un Shinkansen a la frenética Tōkyō, esa ciudad en la que tienen personal contratado para empujar a la gente dentro del metro. El contraste parecía demasiado grande.
Kameyama-kōen (亀山公園) | El Parque Kameyama
Después de aquel merecido descanso, subimos por un camino de piedras inundado de cerezos hasta lo más alto del parque Kameyama-kōen (亀山公園). Mientras estábamos asomados a un pequeño balcón con vistas a Arashiyama y al río Ōi-gawa se nos acercó un señor japonés bastante mayor. Llevaba una cámara y estaba paseando a sus nietos, y en un tímido inglés nos dijo «es bonito, ¿verdad?».
Muy valiente yo, le respondí en japonés que podíamos hablar en su lengua (poca consideración con mi compañero de viaje, lo sé), y por supuesto el señor se vino arriba y nos contó allí su vida. Lo que mejor recuerdo fue, en algún momento de la conversación, cómo nos explicaba que abajo en el río había muchas parejas que iban a hacer sus fotos de boda, y justo en ese momento apareció un barco del que bajó una mujer vestida de novia. El hombre, muy contento, empezó a gritar mite! mite kudasai! (mirad, mirad por favor) para hacernos ver que lo que nos contaba era verdad. Fue un momentazo del viaje que no creo que olvide nunca.
Chikurin-no-michi (竹林の道) | El Bosque de Bambú
El Bosque de Bambú de Arashiyama, conocido en japonés como Chikurin-no-michi, fue probablemente lo único que nos decepcionó de aquel paseo. En aquellos escasos 100 metros rodeados de bambú lo único que sentimos fue agobio por la ingente cantidad de gente que había allí. Y la verdad, tampoco es para tanto, por muy curioso y original que sea. A pesar de eso, tengo que reconocer que lo que más nos llamaba la atención de Arashiyama a priori era este bosque, y fue el causante de dedicarle una mañana al que probablemente sea mi distrito favorito de Kyōto.
Aparte de los mencionados templos y santuarios, también dejamos atrás Iwatayama Monkey Park, un gigantesco parque en el que casi doscientos macacos japoneses campan a sus anchas… En resumen, cuando vuelva a Kyōto (esperemos que pronto) Arashiyama será una de esas visitas que pienso volver a repetir. Eso si, no creo que pise el bosque de bambú, preferiré escapar de la multitud y volver a caminar por la orilla del Ōi-gawa y por el parque Kameyama.
Ciertamente Arashiyama es un gran «desconocido», probablemente si no fuera por su bosque de bambú como muy bien dices la gente ni se acercaría, y es uno de los lugares más bonitos cerca de Kyoto, felicidades por las fotos
¡Hola! Gracias por el comentario Es una pena, pero por otro lado casi que mejor, así sigue manteniendo ese ambiente tranquilo
Gracias por pasaros por el blog. ¡Saludos!
Esa zona también nos gustó mucho. Y nos pasó lo mismo con el bosque de bambú
¡No me extraña! Pero bueno, merece la pena el paseíto por todo lo demás
Genial la entrada y estupendas fotos, felicidades! Arashiyama también es mi barrio favorito de Kyoto y probablemente de todo Japón. Esa mezcla de turisteo, con calles y templos desiertos dónde poder disfrutar del entorno zen del lugar me encanta!
Yo creo que lo cogiste tan hasta los topes de gente por el hanami, yo he estado en mayo y en octubre y he podido disfrutar del lugar con calma y sin hordas de turistas como veo en tus fotos… Sin duda, cuando vuelvas a Japón tienes que visitar a fondo este barrio y no puedes perderte el pequeño templo Gio-ji, para mi el mejor de todo Japón justo en mi blog he hablado hace poco de él, lo conocí en el primer viaje y volví a visitarlo en el segundo
¡Hola! Muchas gracias por tu comentario y por tus palabras Veo que no soy el único jajaja menos mal
Me gusta mucho lo que cuentas en tu blog sobre Gio-ji y me han entrado muchas ganas de verlo por mi cuenta en una futura visita ¡Gracias por la recomendación!
Siempre que te leo descubro que eres un gran contador de historias. Tus crónicas no sólo destilan datos prácticos sino que me imbuyen un sin fin de sensaciones. Se nota que te emocionas viajando y lo mejor de todo es que eres capaz de transmitirlo a tus lectores.
Ese es el objetivo siempre que escribo, qué alegría haberlo conseguido en esta entrada. Fue un lugar muy especial y quería transmitirlo lo mejor posible.