Sensō-ji, el templo budista más antiguo de Tōkyō
Durante siglos Sensō-ji fue el epicentro del desarrollo cultural de la antigua ciudad de Edo, la actual Tōkyō,y hoy en día constituye un excelente enclave del Japón más tradicional dentro de una de las ciudades más modernas y tecnológicas del mundo. Para mi fue un antes y un después en aquel viaje y uno de mis destinos soñados. Fue a Tōkyō lo que Fushimi Inari fue a Kyōto. Pero antes de entrar en él hablemos de Asakusa, su ubicación.
Asakusa, Tōkyō (浅草)
Asakusa es, ante todo, el barrio que rodea a Sensō-ji. Para el lector poco familiarizado con el idioma japonés, estas dos palabras pueden aparentar no tener conexión alguna. Sin embargo, Asakusa y Sensō se escriben con los mismos kanjis: 浅 (superficial) y 草 (hierba). Esto se debe al hecho de que en japonés un mismo caracter puede tener varias pronunciaciones: en este caso, 浅 puede leerse como asa o como sen, y 草 comparte las lecturas kusa y sō. La terminación -ji (寺) de la segunda palabra significa, simplemente, templo.
Nosotros, en nuestro firme empeño de madrugar lo máximo posible, llegamos a Asakusa a primerísima hora. El barrio estaba completamente vacío, pero la inmensidad de comercios (cerrados) y de neones (apagados) nos pusieron sobre aviso de que aquella zona tenía que rebosar movimiento a media tarde y por la noche. Por desgracia (o por suerte, según como se mire), esa experiencia tendrá que esperar para un futuro viaje a Japón.
Por entre sus calles ya se veían dos de las principales atracciones de la zona: el altísimo Tokyo Skytree y la pagoda de Sensō-ji, nuestro objetivo.
Sensō-ji (浅草寺)
El templo fue fundado en el siglo VII (!!), pero su importancia se debe sobre todo a que a principios del siglo XVI el primer shōgun Tokugawa lo designó como templo tutelar de su clan (un concepto similar al de los santos patrones en el cristianismo). Más de 30 millones de personas lo visitan cada año, convirtiéndolo en uno de los principales centros de adoración de todo Japón.
Tras siglos de historia Sensō-ji fue destruido casi en su totalidad durante los bombardeos de Tōkyō en la Segunda Guerra Mundial. Lo que ha llegado a nuestros días son reconstrucciones realizadas en los años posteriores gracias a multitud de donaciones.
Kaminarimon (雷門) | La Puerta del Trueno
Para mí uno de los símbolos de Tōkyō y de todo Japón es esta puerta, y más concretamente el chōchin (提灯) que la hace tan especial, esa gigantesca linterna roja que capta la atención de cualquiera que esté frente a ella. Mide 4 metros de alto y pesa casi 700 kg… (!)
El verdadero nombre de la puerta, y que aparece grabado en la parte trasera del chōchin, es Fūraijinmon (風雷神門), que significa literalmente Puerta de Fūjin y Raijin, los dioses del viento y del trueno. Estos dioses están representados a ambos lados del chōchin, a derecha e izquierda respectivamente.
Por alguna razón, aquella linterna roja era uno de esos objetivos inamovibles de mi primer viaje a Japón, junto con el buda de Kamakura, los arcos de Fushimi Inari o el parque de Nara.
Nakamise-dōri (仲見世通り)
Nakamise es el nombre que se le da a las calles comerciales que hacen de pasillo de entrada a un templo o a un santuario. En este caso, Nakamise-dōri empieza en Kaminarimon y termina en Hozōmon, la segunda puerta de Sensō-ji. Cuando nosotros llegamos estaban todas cerradas, pero poco a poco empezaron a abrir y en cuestión de minutos se llenó la calle.
Si queréis un lugar en el que comprar souvenirs o enseres típicos de Japón, este es uno de los mejores sitios (y no me pareció nada caro, la verdad). Kimonos y yukatas, abanicos, ukiyo-e… lo que queráis. De hecho, en uno de aquellos simpáticos comercios compré una pequeña réplica del chōchin de Kaminarimon, y a día de hoy sigue ocupando un lugar privilegiado en mi habitación.
Hozōmon (宝蔵門) | La Puerta del Tesoro
Tras atravesar la imponente Kaminarimon y sobrevivir a los golosos tenderetes de Nakamise-dōri se llega a la puerta que de verdad sirve de entrada al complejo de Sensō-ji: la Hozōmon o Puerta del tesoro. Es el hogar de los dos guardianes de Buda y del templo, los Kongōrikishi (金剛力士) o Niō (仁王). Sus nombres son Ungyo (吽形) y Agyo (阿形), representados con la boca cerrada y la boca abierta respectivamente.
Hondō (本堂) | El Salón Principal
El hon-dō suele ser el edificio principal de un templo budista, ya que aloja las estatuas más importantes, las reliquias y los objetos de culto. Lo mejor: la pintura del dragón (龍の図) y el ornamentado interior.
En el caso de Sensō-ji, en él se guarda una estatua de Bodhisattva Kannon (観音), deidad budista de la compasión. Cuenta la leyenda que la estatua fue hallada en el 628 por dos pescadores de Asakusa mientras faenaban en el río Sumida. Aunque ellos trataron de devolverla al río varias ocasiones, la estatua siempre volvía, por lo que decidieron llevarla con ellos. Una vez de vuelta, el jefe de lo que entonces era una pequeña aldea la reconoció y acto seguido convirtió su casa en un templo para que todo el que quisiera fuera a adorarla.
Gojū-no-tō (五重塔) | La Pagoda de Cinco Plantas
La pagoda original databa de 1648 y sobrevivió al Gran terremoto de Kantō de 1923, pero al igual que el resto del templo fue destruida durante los bombardeos de 1945 y reconstruida en años sucesivos.
Los jardines y el resto del complejo
En los jardines del templo se pueden encontrar multitud de estatuas y elementos típicos de un templo budista, así como un santuario sintoísta: Asakusa-jinja, que nos quedamos sin visitar. Un paseo por allí en la época del hanami os puede regalar algunas de las postales más bonitas de todo Tōkyō.
Sanja Matsuri (三社祭) | El Festival de los Tres Santuarios
Todos los años a mediados de mayo, Sensō-ji se convierte en el escenario del festival más importante de Tokyo, Sanja Matsuri (三社祭) o Festival de los Tres Santuarios. Dedicado a las tres personas que hicieron posible la fundación del templo, los dos pescadores (Hinokuma Hamanari y Hinokuma Takenari) y el jefe de la aldea (Hajino Nakatomo), esta tradición de varios siglos atrae cada año a casi dos millones de personas. Espero poder vivirlo algún día…
Alrededores
Ah, y cuando vayáis no se os olvide acercaros al río Sumida para ver la fábrica de Asahi y la Tokyo Skytree, que están muy cerquita y no merece la pena ir hasta allí en transporte público.
A medio día esa zona está apetar xDDDD nosotros queremos volver con mas calma y callejear, porque nos agobiamos tanto que apenas miramos cosas jeje pero volveremos!!
Jajajja entonces fue buena idea ir a primera hora Si… tenía pinta de ponerse aquello hasta arriba a partir de cierta
Espero poder visitar este fantástico complejo en mi próximo viaje a Japón y hacerlo coincidir además con el Festival de los tres Santuarios
¡Ojalá! Tiene que ser una locura, va muchísima gente…