Valladolid, Castilla y León
En el interior de la meseta castellana y a orillas del río Pisuerga se encuentra Valladolid, población insigne cuyas raíces se remontan a principios del siglo xi. En ella tuvieron lugar eventos tan distinguidos como la firma de las capitulaciones de la primera circunnavegación del mundo, la proclamación de Fernando III el Santo como rey de Castilla, o la boda de los Reyes Católicos, llegando incluso a ser capital del imperio español entre 1601 y 1606. Al igual que pasa con Toledo o con Vitoria, Valladolid no es la capital oficial de la comunidad autónoma a la que pertenece, pero se la considera de facto ya que en ella se encuentran las sedes de la Junta y de las Cortes de Castilla y León (este es un tema algo delicado, sobre todo cuando entra en juego la ciudad de León). Entre lo más célebres hijos de Valladolid destaca el escritor romántico José Zorrilla, autor de la famosa obra Don Juan Tenorio y a quien la ciudad rinde homenaje nombrando en su honor varias calles, plazas, e incluso el estadio local de fútbol.
A pesar de las reformas urbanísticas que durante la primera mitad del siglo xx diezmaron el número de palacios medievales e iglesias de su casco antiguo, todavía se conservan un buen número de monumentos que hacen que merezca mucho la pena visitar la ciudad. Yo por mi parte he recorrido las calles de Valladolid en cuatro ocasiones; la primera con doce años de edad y la última durante el pasado otoño de 2019. De aquella primera visita recuerdo poco, pero sí tengo muy presente que el Museo Nacional de Escultura dejó una gran impresión en mí, no solo por la colección que alberga sino por el edificio que la contiene. Dicho esto, dejo aquí la lista de los monumentos que recomiendo no pasar por alto en un primer encuentro con la ciudad. Espero seguir ampliándola en futuras visitas.
La Plaza Mayor, la Casa Consistorial y el monumento al conde Pedro Ansúrez
El indudable centro de Valladolid es la Plaza Mayor, construida en 1562 y que conforma la primera de todas las plazas mayores tradicionales de España, entendiendo por tales aquellas que se encuentran cerradas y cuyas viviendas cuentan con los pintorescos soportales tan característicos de nuestra geografía. Para que os hagáis una idea de su importancia histórica, otras plazas similares de nuestro país como las de Madrid y Salamanca son muy posteriores, de 1617 y 1729 respectivamente, y presentan una clara influencia de su homónima vallisoletana (que no al revés, faltaría más, aunque haya quien piense lo contrario).
Plaza Mayor de Valladolid
Plaza Mayor de Valladolid
Plaza Mayor de Valladolid
Plaza Mayor de Valladolid
La casa consistorial, sede del ayuntamiento, es un edificio muy posterior, construido entre 1897 y 1908 en estilo modernista y diseñado por el arquitecto abulense Enrique María Repullés y Vargas. El viejo consistorio que ocupaba este emplazamiento y que databa de la misma época que la plaza era un austero edificio de estilo herreriano, pero fue derribado ya que en la segunda mitad del siglo xix presentaba un lamentable estado de conservación (podéis encontrar una fotografía del antiguo ayuntamiento aquí).
En el centro de la plaza se puede ver un monumento conmemorativo dedicado al conde Pedro Ansúrez, considerado como el «repoblador» de la ciudad y que vivió en esta durante la segunda mitad del siglo xi. Aunque ya existía un asentamiento en la zona, este señor, un noble muy cercano al rey Alfonso VI, fue designado personalmente por el monarca para participar en la repoblación de la cuenca del Duero y así expandir el primitivo núcleo agrario que se encontraba a orillas del Pisuerga; por ello, se le conoce también como el primer señor de Valladolid. Aunque hayan sido reconstruidos en diversas ocasiones, de aquellos años datan los templos más antiguos de la ciudad: la colegiata de Santa María, hoy en ruinas, y la iglesia de La Antigua.
La calle de Santiago y la plaza de José Zorrilla
De la Plaza Mayor salen un total de diez calles y callejones, repletas de bares y restaurantes en los que disfrutar de la gastronomía castellana, y de entre las que sobresale la calle de Santiago, principal vía comercial de la ciudad y llamada así porque en ella se encuentra la iglesia de Santiago Apóstol. Aparte de la iglesia, el edificio que más destaca es el de La Unión y el Fénix, diseñado por el arquitecto madrileño Benjamín Gutiérrez Prieto en 1936 para la compañía de seguros del mismo nombre. Al final de esta calle se sitúa la extensa Plaza de José Zorrilla, sede de uno de los principales edificios de la ciudad: la Academia de Caballería. Si bien Valladolid es una ciudad tranquila en cualquier época del año, es en esta calle donde se suele concentrar la mayor afluencia de gente.
Edificio La Unión y el Fénix
Academia del Arma de Caballería
El Colegio de San Gregorio, sede del Museo Nacional de Escultura
Aunque parezca mentira, no todos los museos nacionales están en Madrid. Este concretamente, dedicado a la escultura (en su mayoría religiosa) se encuentra en un edificio de Valladolid que es una obra de arte en sí mismo: el Colegio de San Gregorio. Su refinada fachada principal es uno de los mejores ejemplos del llamado gótico hispano-flamenco, o gótico isabelino, en referencia a que su máximo esplendor tuvo lugar sobre todo durante el reinado de los Reyes Católicos (atención al gigantesco escudo, ya posterior a la toma de Granada, que domina la portada). Se cree, aunque no se sabe con certeza, que es obra del escultor Gil de Siloé, a quien debemos joyas como los retablos y sepulcros de la Cartuja de Miraflores en Burgos. Pocas fachadas hay en España más monumentales e historiadas que esta.
Escudo de los Reyes Católicos
Fachada lateral del colegio de San Gregorio
Fachada principal del colegio de San Gregorio (detalle)
Fachada principal del colegio de San Gregorio (detalle)
La visita al museo incluye el patio y el claustro del colegio, la antigua capilla de San Gregorio y, por supuesto, la impresionante colección de obras escultóricas. De entre ellas me gustaría destacar la sillería coral del monasterio de San Benito el Real; las esculturas medievales, en su mayoría anónimas; las esculturas barrocas de Gregorio Fernández; y el Entierro de Cristo de Juan de Juni. Si solo tenéis tiempo para visitar un edificio en Valladolid, que sea este.
Claustro del colegio de San Gregorio
Sillería coral del monasterio de San Benito el Real
Entierro de Cristo, de Juan de Juni
La Sexta Angustia, de Gregorio Fernández
La iglesia de San Pablo y el Palacio de Pimentel
En la plaza de San Pablo se pueden ver dos monumentos muy importantes: la iglesia homónima, y el palacio de Pimentel. Este último, de finales del siglo xv, es en la actualidad la sede de la Diputación Provincial de Valladolid, y fue el lugar de nacimiento del rey Felipe II (lo que explica que en la plaza haya un monumento dedicado a dicho monarca). La iglesia de San Pablo, anexa al colegio antes mencionado, posee al igual que este una fachada de estilo gótico isabelino, al menos hasta cierta altura; en la segunda mitad, aunque las esculturas siguen siendo góticas el cambio a un estilo más clasicista se hace evidente en la distribución.
Iglesia de San Pablo (detalle)
Palacio de Pimentel
Iglesia de San Pablo y Palacio de Pimentel
Monumento a Felipe II
La iglesia de Santa María de La Antigua y las ruinas de la colegiata de Santa María
Tanto la iglesia de La Antigua como la colegiata de Santa María son los edificios más antiguos de la ciudad. Al menos, en cuanto a lo que a la historia se refiere, ya que la colegiata se encuentra en ruinas y la iglesia llegó a ser derribada por completo y reconstruida a principios del siglo xx. Ambas se encuentran muy cerca, formando parte de un complejo monumental del que también forma parte la catedral de Valladolid. El contraste que hacen las ruinas de la colegiata y la inconclusa catedral, encontrándose ambas adosadas, es una de las estampas más curiosas de la ciudad.
Iglesia de Santa María de La Antigua
Iglesia de Santa María de La Antigua
Colegiata de Santa María y catedral de Valladolid
La catedral de Nuestra Señora de la Asunción
Diseñada por el afamado arquitecto Juan de Herrera, la catedral de Valladolid es el principal templo de la ciudad. Carece de más de la mitad de la planificación original ya que la falta de recursos y el derrumbe de una de las torres en 1841 forzaron la paralización indefinida del proyecto en diversas ocasiones. Curiosamente, para costear uno de los intentos de finalización del edificio se vendió la reja del coro, que actualmente se puede ver expuesta en el Museo Metropolitano de Nueva York. En su interior, en la pared oeste, se encuentra el sepulcro del ya mencionado conde Pedro Ansúrez.
Torre de la catedral que se derrumbó en 1841
La dársena del Canal de Castilla
Algo alejada del centro pero no por ello menos interesante se encuentra la dársena del Canal de Castilla. Este canal navegable realizado entre 1753 y 1849 para facilitar el transporte de la mercancía agraria por la meseta castellana es una de las mayores obras de ingeniería civil de nuestro país. Dividido en dos ramales principales, el norte y el sur, y un tercero adicional conocido como ramal de Campos, sus 207 Km de longitud recorren 38 municipios de las provincias de Burgos, Palencia y, por supuesto, Valladolid. La dársena que se encuentra en la capital castellanoleonesa es el punto final del canal, que tras recorrer 129 Km desde su «nacimiento» en la localidad palentina de Alar del Rey devuelve sus aguas al río del que las toma prestadas: el Pisuerga. Un lugar muy apacible en el que se pueden ver algunas de las antiguas grúas así como la compuerta terminal del canal. Y si os animáis a recorrerlo ya sea caminando o en bicicleta os encontraréis con la última de las esclusas, la 42, unos 3 Km al norte de allí.
El canal de Castilla antiguamente
Canal de Castilla
Dársena del canal de Castilla en Valladolid
Esclusa nº42 del canal de Castilla
Visitado en agosto de 1999, agosto de 2012, diciembre de 2014 y noviembre de 2019.
Muy interesante la entrada, con fotos preciosas como siempre.