Palacio del Elector
Bonn, Alemania. 8 de febrero de 2013
(Día 1) Para mí el primer día de viaje fue un día normal de trabajo. Salí de la oficina a la hora de siempre y me dirigí a Heidelberg a recoger el coche que habíamos alquilado para la ocasión. Mi hermano llegaba al Aeropuerto de Hahn desde Málaga a eso de las 10 de la noche, así que tenía tiempo de sobra.
Cuarteles Generales de SAP
Walldorf, Alemania. 7 de febrero de 2013
Heidelberg, Alemania. 7 de febrero de 2013
Lo que no sabía es que me iba a pillar en la carretera la que fue la peor nevada de aquel invierno alemán, y tardé mucho más de lo esperado ya que la mayoría de los carriles estaban inutilizados y como mucho se podía ir a 60 por la autopista… De locos.
Aeropuerto de Fráncfort-Hahn
Lautzenhausen, Alemania. 7 de febrero de 2013
Tras recoger a mi hermano en el aeropuerto de Hahn, ya bien entrada la noche, recorrimos los 140km que nos separaban de Bonn, la primera escala en nuestro viaje en coche por Alemania.
El guarda de seguridad del Albergue Juvenil nos estaba esperando mientras vigilaba el bosquecillo de alrededor con su linterna. Tras darnos las llaves, nos fuimos directos a la habitación, compartida con un hombre bastante entrado en la cincuentena que ya se encontraba en el séptimo sueño y que a la mañana siguiente no tuvo muchos reparos en pasearse desnudo a escasos metros de la cara de mi hermano.
Bonn, Alemania. 8 de febrero de 2013
(Día 2) «Disfrutamos» del escaso desayuno que nos ofreció el albergue entre turistas algo ruidosos y, deseosos de empezar el viaje por fin, salimos hacia el aparcamiento. El recibimiento que nos dio la ciudad de Bonn fue inigualable ya que parecía que hubiésemos amanecido en una montaña nevada en medio de la Selva Negra; sin embargo, poco tardó en esfumarse esa sensación de espectacularidad que la ciudad parecía prometer.
Bonn, Alemania. 8 de febrero de 2013
El que me conoce sabe que hay pocas veces que yo diga que algo no me gusta de forma tajante, pero Bonn estuvo bastante cerca… La impresión que me dio fue la de una ciudad fría y sin vida, cuya época de importancia como capital de la República Federal de Alemania parece haber dejado poco rastro. También es cierto que el gris plomizo que tiñó el cielo durante toda nuestra visita no fomentó mucho que Bonn nos llegase.
Bonn, Alemania. 8 de febrero de 2013
Nuestro paseo empezó recorriendo la orilla del siempre impresionante Rin (al que más tarde veríamos a su paso por Colonia y Maguncia y yo vería, meses después, en Basilea). No es un paseo bonito y los pocos árboles presentes estaban pelados, así que subimos cuanto antes para llegar al Hofgarten, un jardín enorme que da entrada al Palacio del Elector.
Bonn, Alemania. 8 de febrero de 2013
El Palacio es uno de los pocos edificios emblemáticos de Bonn, lástima que tuviese un ala andamiada. Tras visitar la cercana Iglesia de la Santa Cruz (que nos dejó indiferentes) atravesamos el otro ala del Palacio por la llamada Puerta de Coblenza, que si nos gustó mucho.
Bonn, Alemania. 8 de febrero de 2013
Ya nos encontrábamos en el centro histórico (por decir algo), que me dejó muy mal sabor de boca ya que sus pocas plazas de renombre estaban llenas de furgonetas mal aparcadas y carpas sin uso aparente que poco hacían por ayudar al turista a disfrutar de la arquitectura del lugar. El Ayuntamiento Viejo, sin ir más lejos, tenía un bonito camión naranja aparcado frente a su fachada principal. De risa.
Bonn, Alemania. 8 de febrero de 2013
Una de dichas plazas es Münsterplatz, en cuyo centro se encontraba una estatua de Beethoven (que no podía faltar, ya que el genial compositor nació en Bonn) y que se llama así por la Catedral (o Münster). La Catedral sí me gustó mucho, a pesar de que no se destina mucho presupuesto a la iluminación de su interior. Es un gran ejemplo del estilo románico alemán y es muy original, tenía muchas ganas de verla, lástima que no pudiésemos ver el claustro (lo que parece haberse convertido en tradición familiar).
Bonn, Alemania. 8 de febrero de 2013
Y bueno, como la visita estaba siendo un tanto decepcionante, decidimos volver al coche, pasando previamente por Bonngasse, una pequeña calle en la que se encuentra la casa en la que nació Beethoven. En esa misma calle está la Iglesia del Nombre de Jesús, que según había leído en mi guía es una de las pocas de Bonn con un interior notable. ¿Lo adivináis? Exacto, estaba cerrada.
Bonn, Alemania. 8 de febrero de 2013
Y aquí concluye nuestra visita a la antigua capital de la RFA. Ese día también tocaba ir a Colonia y a Dusseldorf y casi que la vimos con un poco de prisa, pero también es verdad que nada en nuestro camino nos hizo querer dedicarle más tiempo…
A pesar de todo lo que dices, me ha gustado mucho esta entrada. Hay que ver un poco de todo.
Tienes razón. Igual que uno se lleva chascos, también se puede llevar sorpresas.
Como siempre las Iglesias cerradas. No sólo pasa en España.