Fortaleza de Suomenlinna, Finlandia
Suomenlinna es una fortaleza insular que en 1991 se convirtió en el primer monumento de Finlandia en ser declarado Patrimonio de la Humanidad. Su nombre significa literalmente en finlandés castillo de Finlandia, mientras que curiosamente su nombre en sueco, Sveaborg, significa castillo de Suecia. Esto se debe a que la fortaleza empezó a construirse en 1748 con el objetivo de proteger a la ciudad de Helsinki de las políticas expansionistas del Imperio ruso, y por aquel entonces el estado finlandés no existía como tal sino que formaba parte del Reino de Suecia. La fortaleza, edificada sobre varias islas, se encuentra unos 3 km al sur de Helsinki, y se puede ver a los lejos sin problemas desde cualquier lugar del puerto de la capital finlandesa.
A pesar de su su construcción, la fortaleza no impidió que al finalizar la llamada Guerra finlandesa en 1809 los rusos tomaran Finlandia de los suecos. Paradójicamente, sí que fue de ayuda a los propios rusos durante la Guerra de Crimea a mediados del siglo XIX, cuando lograron frenar a la alianza franco-inglesa gracias a que esta última no fue capaz de destruir los cañones apostados en la fortaleza. Fue ya en 1919, tras la independencia de Finlandia, que Suomenlinna obtuvo su nombre actual como parte del auge del nacionalismo finlandés.
Llegada a Suomenlinna
En nuestro primer amanecer en Helsinki fuimos directamente a Kauppatori, una enorme explanada a orillas del mar Báltico que hace de mercado algunos días del año y en la que tomamos un pequeño ferry que nos llevó a Suomenlinna. El paseo en barco no fue muy agradable debido al viento gélido que nos azotaba, pero las vistas de la bahía de Helsinki nevada y congelada bien merecían aguantar el frío que hacía en cubierta. Si mal no recuerdo, un ticket para ir y volver en menos de 12h nos costó 5€ por persona.
Los antiguos barracones, la iglesia-faro y el arsenal militar
Al llegar a Iso Mustasaari, una de las dos islas principales sobre las que se asienta la fortaleza, los primeros edificios que se ven son los antiguos barracones, que en la actualidad albergan una galería de arte de nombre Rantakasarmi, y una iglesia. En uno de los muros de la galería encontré la placa de la UNESCO que suele haber en los lugares Patrimonio de la Humanidad y que siempre busco como loco cuando visito uno de ellos ya que suelen estar en sitios muy dispares (como curiosidad, estaba tanto en inglés como en finlandés y sueco, los dos idiomas oficiales de Finlandia). Cerca de allí, aunque un poco enterrado por la nieve, pudimos ver un memorial que recordaba la época en la que Suomenlinna funcionaba como campo de prisioneros, durante los primeros años de la Finlandia independiente (entre 1918 y 1919).
La iglesia fue construida originalmente para las tropas rusas destinadas en la isla en 1854, pero de aquel edificio de estilo ortodoxo que contaba con cinco chapiteles bulbosos no queda apenas nada ya que tras la independencia de Finlandia en 1918 se convirtió en una iglesia luterana y se le despojó de cualquier vestigio de su anterior época. No pude ver su interior, pero estaba rodeada por varios cañones unidos por cadenas así como de una campana exenta, y en lo alto de la torre había una linterna que la convierte en la única iglesia-faro que he visto en mi vida (tampoco creo que haya muchas repartidas por el mundo). Muy cerca de allí también se puede ver el antiguo arsenal de artillería ruso, hoy reconvertido en museo militar.
El Patio Mayor y la tumba de Augustin Ehrensvärd
Augustin Ehrensvärd fue el arquitecto elegido por el rey Federico I de Suecia para diseñar y supervisar la construcción de Suomenlinna, allá por 1747. Este señor, aparte de ingeniero, era mariscal de campo del ejército sueco y comandante de toda su flota, y dedicó gran parte de su vida no solo a la construcción de la fortaleza sino también a ampliarla una y otra vez hasta su muerte en 1772. Como recompensa por su trabajo fue enterrado en la misma fortaleza, y su tumba fue diseñada por el rey Gustavo III de Suecia personalmente. Se encuentra en una de las plazas de la isla de Susisaari, en un lugar conocido como Patio Mayor (Suuri linnanpiha).
La Puerta del Rey y el resto de murallas y baterías defensivas
En el lugar en el que arribó el rey Adolfo Federico de Suecia en 1752 para supervisar la construcción de la fortaleza se edificó una monumental entrada que recibe, cómo no, el nombre de Puerta del Rey (Kuninkaanportti). Es la parte más emblemática de un sistema de murallas que, con el fin de pasar lo más desapercibidas posible del enemigo, sigue todo el contorno de las islas sobre las que se asienta la fortaleza. Acompañando a las murallas hay varias baterías de cañones, y desde algunos puntos no es difícil ver a los gigantescos cruceros que unen Helsinki con otras grandes ciudades del mar Báltico como Estocolmo. Todo un espectáculo escuchar a primera hora de la mañana cómo uno de ellos va rompiendo el hielo para abrirse paso por la bahía.
El submarino Vesikko
En uno de los rincones de Susisaari se puede ver el Vesikko, el único submarino de la marina finlandesa que existe a día de hoy. Esto se debe a que durante las negociaciones del Tratado de París de 1947 tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial se decidió que Finlandia desarmara todos sus submarinos. A pesar de aquella orden, y de la prohibición de volver a usar este tipo de naves en el futuro, los finlandeses guardaron el Vesikko con la intención de usarlo para el entrenamiento de tropas. Finalmente, cuando durante los años 60 se hizo obvio que el submarino iba a quedar en desuso, el ejército decidió donarlo al Museo Militar, que lo trasladó a la fortaleza de Suomenlinna para restaurarlo y abrirlo como museo. En la época del año en la que yo estuve en Suomenlinna no se podía visitar, una pena, pero al menos pude verlo de cerca.
Suomenlinna en invierno
Una de las cosas que más me llamaron la atención de la fortaleza es la gran cantidad de edificios construidos en su interior. Me imaginaba que aparte de las murallas y de los cañones habría alguna edificación, pero me sorprendió mucho descubrir que Suomenlinna cuenta con una población permanente de más de 900 personas, y que 350 trabajan allí en sus museos y restaurantes. Sin embargo, tal y como nos pasó con el submarino o la iglesia, muchas de las atracciones de Suomenlinna permanecen cerradas en invierno, incluyendo el famoso dique seco y la mayoría de cafeterías y establecimientos. Además, cuando la fortaleza se encuentra completamente nevada (lo que parece bastante probable en esas fechas), en algunos lugares es difícil ver o imaginarse los caminos.
Con esto no quiero decir que no se deba visitar Suomenlinna en invierno, ni mucho menos. A nosotros nos encantó la experiencia de aventurarnos por todos los recovecos de la fortaleza cubierta de hielo y nieve, y al ser un mes tan frío el número de turistas que nos encontramos por allí era mínimo y pudimos disfrutar tranquilamente de todo lo que vimos. Sin embargo, creo que en verano el paisaje debe cambiar completamente, y si alguna vez tengo la oportunidad de volver a visitar este lugar en alguno de los meses cálidos del año estoy seguro de que será una experiencia completamente distinta. Hasta que eso llegue, dejo algunas fotos adicionales de aquella excursión.
Visitado en febrero de 2017.
Referencias / Información adicional
- Suomenlinna Official Website » Fortress and history
- Wikipedia » History of Finland
- Wikipedia » Finland under Swedish rule
- UNESCO World Heritage Centre » Fortress of Suomenlinna
- Wikipedia » Suomenlinna
¡La sencilla hermosura de Finlandia!
Sin duda. Gracias por tu comentario, Fabio.
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