Si miramos hacia la costa de la isla de Djurgården, en Estocolmo, podemos ver un edificio moderno con una característica bastante peculiar: de lo más alto del mismo salen 3 mástiles. No es de extrañar teniendo en cuenta que un barco velero en su totalidad se encuentra en su interior. El navío de guerra Vasa zozobró en su viaje inaugural a escasos metros del puerto de Estocolmo, allá por agosto de 1628. Aún no habían cerrado las troneras inferiores tras la tradicional salva de despedida cuando el oleaje irrumpió a través de ellas, inundando las bodegas inferiores y causando el desastre. El que iba a ser el orgullo de la armada sueca, si no lo era ya, desapareció bajo las aguas del Mar Báltico, frente a la atónita mirada de miles de holmienses que se habían levantado aquel día para contemplar el esperado espectáculo, llevándose consigo 64 cañones de bronce, casi 50 vidas humanas, y la dignidad de una nación. Los intentos de rescate dieron pocos frutos, y durante años lo único que se consiguió salvar fueron los cañones.
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