Uno de los pueblos en los que más disfrutamos durante nuestra estancia en Cataluña fue El Port de la Selva, en el Cabo de Creus. Llegamos en coche desde el Monasterio de San Pedro de Roda (en catalán: Sant Pere de Rodes), que pertenece a su término municipal y del que hablaré tranquilamente en una futura entrada (de verdad). Desde lo más alto de la montaña en la que se encuentra el monasterio ya se veían el puerto y la playa de nuestro destino.

Aparcamos el coche en el Moll de la Timba, rodeados de barcos y aparejos de pesca, y como eran ya pasadas las 2 de la tarde, buscamos antes que nada un lugar donde comer. Nos decidimos por el Café de la Marina, en donde nos atendieron estupendamente y nos hartamos de pescado y patatas bravas (creo que pedimos patatas bravas en todos los bares de Cataluña en los que paramos :D). La cerveza era Moritz, una de las más comunes en esta zona.

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