SegoviaSeptiembre de 2021Capítulo I
Hace muchos, muchos años —bueno, quizá no sean tantos, pero a mí me parece que ha pasado una eternidad— me embarqué junto a mis padres y mi hermano en el mayor viaje, en el sentido estricto de la palabra, que habíamos hecho hasta la fecha. En aquella aventura, germen del sinfín de rutas en coche que trazaríamos sobre el mapa de Europa en años aún por venir, fuimos a Madrid y a Segovia, y visitamos multitud de lugares que nos dejaron boquiabiertos. Hace poco tuve la oportunidad de volver a visitar algunos de los parajes de Segovia y su provincia que tanto me habían marcado en su día, pero esta vez con nuevos ojos —y con una nueva cámara que nada tiene que ver a aquella de carrete que usaba allá por el verano de 1998— para redescubrir el Acueducto, el Alcázar y el Palacio Real de La Granja de San Ildefonso.
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