Kannon de la bahía de Tokio, Japón
Debían ser las 4 de la tarde cuando llegué a la remota estación de Sanukimachi, a unas dos horas en tren de Tokio en dirección al sudeste. Me encontraba en la periferia de la ciudad de Futtsu, y desde el primer cambio de tren (creo que tuve que hacer tres para llegar hasta allí) ya tuve la sensación de que por esa parte de Japón no tenía que pasar mucho extranjero de forma habitual. Uno de los cambios fue algo complicado, pero una señora (¡y sus tres hijos!) hicieron lo imposible por ayudarme. El caso es que al final aterricé en aquella parada, me bajé del tren (nadie más lo hizo), atravesé el minimalista control de salida y llegué a… a ninguna parte, aparentemente. A un lado tenía un salón de pachinko abandonado y destartalado (seguro que había vivido mejores momentos) y al otro una escueta urbanización bastante diferente de lo que acostumbraba a ver en Japón, pero mirara donde mirara ni rastro de mi objetivo.
¿Y cuál era mi objetivo? Pues una estatua colosal de Guan Yin, la deidad budista de la misericordia (bueno, es un poco más complicado, pero todo a su tiempo), que en el archipiélago nipón se conoce con el nombre de Kannon (de donde viene, a todo esto, el nombre de cierta marca japonesa de cámaras de fotos). No encontré a nadie a quien preguntar, así que fui a dar un paseo (no, no tenía ni GPS ni datos ni ná de ná, pero mejor así) y unos 500 m al norte de la estación pude ver a lo lejos un cartel en japonés en el que creí ver los caracteres 東京湾観音 —Tōkyō-wan Kannon, lit. Kannon de la bahía de Tokio—. No habia encontrado mucha información acerca de como llegar hasta aquel monumento salvo que la estación de Sanukimachi era la más cercana, pero aquel camino parecía prometedor. Tras veinte minutos de caminata cuesta arriba pude ver por fin la estatua, y la sensación de estar perdido en medio de la nada desapareció por completo.
En realidad, Guan Yin no es una diosa, aunque en occidente se suela catalogar como tal, sino un bodhisattva (alguien embarcado en el camino del Buda), y se pueden encontrar representaciones suyas en cualquier país en el que el budismo sea una religión mayoritaria. Más concretamente, Guan Yin es la evolución del bodhisattva Avalokiteśvara, que engloba la compasión de todos los Budas, de ahí que se suela identificar habitualmente como diosa de la misericordia. Esta representación concreta es una estatua de 56 m de altura, completada en 1956 como llamamiento a la paz mundial y como homenaje a los caídos en la Segunda Guerra Mundial; la construcción duró cerca de cinco años.
Cuando llegué a los pies de la estatua el guarda del recinto me dio la mala noticia de que ya estaba cerrada (yo de hecho no sabía que se pudiese entrar, pero tras esta visita y la del Gran Buda de Ushiku empiezo a pensar que es algo habitual). Por lo que pude ver, una escalera permite subir a lo alto de la estatua por su interior, e incluso hay un pequeño balcón (o, más bien, una jaula) en la mano izquierda desde el que poder ver la bahía de Tokio (en teoría en un día suficientemente claro se puede percibir hasta la silueta del Monte Fuji). Por suerte, aún quedaba media hora para que cerraran el pequeño jardín que rodea a la estatua y pude recorrer tranquilamente todos los pequeños monumentos que salpican este tipo de lugares, algo es algo. La excursión desde Tokio, entre una cosa y otra, puede llevar de cinco a seis horas, pero a mi desde luego me mereció la pena.
Referencias / Información adicional
- 東京湾観音 (página oficial) (en japonés)
- Avalokiteśvara « Wikipedia (en inglés)
- Bodhisattva « Wikipedia (en inglés)
- Guanyin « Wikipedia (en inglés)
- List of tallest statues « Wikipedia (en inglés)